18.2.13

Sordo, no mudo

Que "es muy difícil ser contemporáneos de nuestro presente" lo sabe bien la gente del cine español: porque la aguda observación de Paolo Fabbri es archiconocida entre los culturetas pero, sobre todo, por los fusilamientos dialécticos que sufre cuando la Brunete mediática agarra la ocasión por el copete. Poco importa a los papeles derechones que tal o cual actor se pase la vida entreteniéndonos (y emocionándonos) con su viaje a ninguna parte: basta que alce la voz contra las injusticias de turno, saltándose las exigencias del guion consentido por los guardiaciviles de la patria, para que sea despreciado como titiritero y acusado de deslealtad. Eso, en el mejor de los casos; porque, las más de las veces, los cerriles palmeros del frente nacional se afanan en resucitar los rancios instrumentos de cuando entonces para silenciar a quienes creen sus enemigos, como ha hecho estos días el ABC. El arcaico diario solicitó a TVE, con premeditación y alevosía, que suspendiera la retransmisión en directo de la gala de los Goya, esgrimiendo que "la postura de una minoría que actúa con resabios autoritarios choca con el debido respeto a la democracia". Su previsión era que sucediera lo que finalmente sucedió: que el gremio cinematográfico expresara libremente su rechazo a los recortes socioeconómicos del Gobierno popular, de la misma manera que en anteriores ocasiones denunció el terrorismo o las mentiras de la guerra. De resabios autoritarios y falta de respeto democrático no se tuvo noticia, salvo por esa anacrónica demanda de una junta abecedaria de censura para la que, traicionando la máxima de McLuhan, el miedo es el mensaje. Los indignos descendientes de Cánovas defienden, como su padre putativo, que "con la patria se está, con razón o sin ella" y creen que calladitos estamos más guapos. Pero deberían conocer mejor nuestra historia: Goya era sordo, no mudo.

2 comentarios:

  1. Todo lo que sea cultura a estos le rechina, estos quería tenernos donde hay tantos españoles, me recuerda a unas palabras del padre de la patria andaluza, Blas Infante "he visto a los jóvenes paseando su hambre por las calles del pueblo esperando que alguien se compadezca y les de trabajo por un mendrugo de pan". La palabra, la cultura tiene que salvarnos de estos. Estos quieren volver a atar el nudo que nos ha costado mas de treinta años aflojar. Gracias galardonados por las poquitas palabras, que dedicasteis a esta ciudadanía tan maltratada por los patrioteros

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  2. Las acciones valen más que las palabras. Y esas palabras de acción social, dichas desde un vestido de 10000€ con unos pendientes de 2000€ antes de irse a una fiesta de 500€ por un trabajo subvencionado con 1000000€ y por el que han recaudado 1000€, son bastante vuotas. Y me dan igual Franco, Lenin, Khomeini o Ruiz de Lopera.

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