15.4.13

El mayor escándalo

De un tiempo a esta parte, la obstinada monarquía borbónica se ahoga en sus propias miserias "ajena aún a que no hay mayor escándalo que su supervivencia", según ha observado la lupa infalible de Jabois; y, en medio de esa intolerable contumacia, hemos celebrado un nuevo 14 de abril: con media España anhelando levantarse republicana tras (mal)dormir la surrealista pesadilla juancarlista, mientras la otra media se resiste a despertar definitivamente de un plácido sueño monárquico que se extiende ya por casi cuatro décadas. Pero sucede, ay, que los acérrimos de la realeza se van muriendo sin remisión al tiempo que la irrefrenable modernidad pare pujantes republicanos para quienes Juan Carlos I no pasa de ser uno más de los reyes godos. La recalcitrante claque de la campechanía borbónica chochea y su cegato seguidismo está siendo sustituido, por la vía de la selección natural de las especies, por espíritus protestantes con los bolsillos demasiado pelados como para mantener por gusto los privilegios medievales de una familia en la que hoy por hoy andan a hostias las bajezas con las altezas. Por eso la morada marea que se echa a las calles cada primavera para homenajear a la Segunda República e implorar el advenimiento de la Tercera crece de manera exponencial; y por eso se comprende sin esfuerzo que, desde que la suspendiera por primera vez hace año y medio —mucho antes del annus horribilis que vendría luego—, el CIS no haya vuelto a consultar al pueblo español su valoración de la monarquía. A la espera de que la cacareada transparencia se haga notar, tendremos que conformarnos, pues, con titulares ficticios como los que barrunta José A. Pérez para 2014: "Según una encuesta de Metroscopia, el 89% de los españoles está convencido de que la familia real es republicana". Y yo soy uno de ellos.

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