29.1.13

Em...Palma...do y con un palmo

Las cosas de palacio van despacio… y en el de la Zarzuela, aún más; pero todo tiene su fin. Cuando más imperdonable nos parecía la eterna desidia de la Familia Real ante los mangoneos de su único (y repudiado) yerno en activo, el Rey ha mandado a la papelera de reciclaje su currículo. El dios padre de la monarquía española ha expulsado (casi) definitivamente del paraíso virtual de la Casa Real —su web— al último de los hijos políticos que le queda, quien tras este destierro cibernético irá derechito al infierno de la orfandad institucional. Ojos que no ven —se rumorea que masculló su majestad (de ustedes) mientras ejecutaba el irreversible borrado—, familia que va tirando. Mas parece harto ridícula la estrategia de mirar para otro lado emprendida hace meses, y refrendada ahora, por un círculo tan estrechamente ligado a los deslices delincuenciales del infante consorte; tanto más ridícula cuanto que ese simbólico —aunque estéril— gesto no se perpetra en función de los desmanes crematísticos del antiguo yernísimo sino tras la revelación de que el chistoso duque de Palma gustaba de autodenominarse como licencioso "duque em…Palma…do". Una vez más, la (des)vergüenza se impone a la honradez en esta península histérica en donde la justicia —siquiera poética— sigue brillando por su ausencia. Al desprecio público por el ínclito exjugador de balonmano se sumó el domingo nuestro postulante a rey: Urdangarín —sin la "Urdangarana"— contempló en primera fila el histórico bicampeonato mundial logrado por sus colegas ante Dinamarca, y allí mismo fue donde su cuñado Felipe dejó con un palmo de narices al empalmado duque, al que no se atrevió a saludar pese a tenerlo a tiro de piedra —con perdón—. Las formas intentan disimular el fondo de la cuestión, pero la justicia y la historia aguardan expectantes. Si yo fuera el príncipe, ya estaría buscándome un currelo.

1 comentario:

  1. Los bobones son adictos al sexo, de ahí lo de "em..palma...do". Lo es el padre y lo son las hijas, todas.
    No deja de ser una anécdota, lo mollar es que la monarquía es la barrera que nos dejarán derribar para distraernos mientras seguimos cavando en el pozo en que nos han sumido los gestores de esta cosa.

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