Igualmente, se me escapan las conclusiones tras comprobar que los artículos menos leídos en 2012 son los siguientes:
1 | Defensa nacional
2 | La revolución desde arriba
3 | Todos pierden
4 | El rescate interior
4 | Boxeo dialéctico
4 | El hundimiento del Régimen
4 | Mi primera manifa
4 | Els agrada la pela
4 | Venganza post mortem
31.12.12
Lo más leído en 2012
Desconozco qué pueda significar, pero estos son los artículos más leídos de Península Histérica en 2012:
1 | El chocho y el coño
2 | Trinque en la muralla
3 | La puntilla de (Mon)toro
4 | Hambre de indulto
5 | Año Mariano
1 | El chocho y el coño
2 | Trinque en la muralla
3 | La puntilla de (Mon)toro
4 | Hambre de indulto
5 | Año Mariano
30.12.12
Rajoy en bici (estática)
Las reflexiones del añorado Javier Pradera valen tanto para esbozar el retrato robot del editor ideal como para subrayar la conditio sine qua non para la sostenibilidad de cualquier gobierno: "La capacidad para armonizar sus gustos personales y las líneas generales de ese proyecto con la demanda social no solo actual sino también potencial"; o sea, la imprescindible convergencia entre ideología y realidad que, en el primer año de Rajoy como mandamás de la patria, ha brillado por su ausencia. Diga lo que diga el ínclito gallego ante los micrófonos, el balance de su gestión como presidente del Gobierno se reduce, por el momento, a una alarmante falta de proyecto y una desmedida querencia por pasarse por el forro las demandas sociales a golpe de decreto. La estampa definitoria de este gran aficionado al ciclismo, se la debemos a Antoni Gutiérrez-Rubí: "Rajoy da la impresión de estar —y con él todos los ciudadanos— pedaleando en una bicicleta estática. Sudas pero no avanzas". Este tancredismo por otros medios —"su quietismo es su fortaleza", opina Enric Juliana— le permite aferrarse al poder sintiéndose por encima del bien y del mal, como todos los de su cuerda, pero resulta ofensivo. Ha advertido David Gistau que Rajoy "permanece amparado en una curiosa idea de la inevitabilidad, según la cual hay una causa exógena […] que le exime hasta de dar explicaciones por las mentiras y las deserciones de los principios. Y que, por supuesto, le concede una patente de corso para seguir comportándose así cuanto se le antoje". Aunque debería andarse con ojo, porque la calle está cada vez más reventona y ningún pronóstico desinteresado ofrece datos para saciar su sed revolucionaria. Vicente Verdú lo ha resumido con lenguaje barroco: "Se ha alcanzado un punto crítico en que el enviscamiento en la austeridad ha engordado el yerro". Pues eso.
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28.12.12
Matar al mensajero
Coinciden en el tiempo un vomitivo estudio sobre el retrato que ha hecho la prensa foránea de la patética coyuntura española en 2012 y un certero documental británico que ahonda en la herida nacional. El estudio lo elabora el tendencioso Observatorio Marca España del Real Instituto Elcano, lo encarga nuestro victimista Gobierno y lo pagamos a escote los españoles, aunque su conclusión no deja de sorprender: los MASP (Medios Anglosajones y Protestantes) son "promotores de una visión negativa y parcial de España"; frente a ellos está "la visión menos pronunciada e incluso objetiva que han emitido los medios chinos y franceses, que han proyectado una imagen de España más fiel a la realidad". Resumiendo, a Rajoy le han pasado una nota (subvencionada) que asegura que el China Daily es más fiable que The New York Times o The Wall Street Journal y el presidente ha interiorizado que la dictadura comunista le da sopas con honda al imperio capitalista en materia de ética periodística. Los peperos deben ver a los anglosajones como los demonios del periodismo mundial, pues el embajador Trillo también se ha quejado a la BBC "por el contenido parcial del reportaje" The Great Spanish Crash, "ya que refleja sus debilidades económicas [las de España, claro] pero no sus fortalezas". Lo que muestra, en realidad, el británico Paul Mason en el último documental de la serie This World no es más que una síntesis inofensiva de lo que ya ilustró Aleix Saló en sus geniales Españistán y Simiocracia y de lo que ha venido denunciando Jordi Évole cada semana en Salvados. Estamos a la cola de Europa porque nos lo tenemos bien merecido, y no saldremos de ahí matando al mensajero sino obligándole a modificar su mensaje gracias a una política decente; aunque me parece que de esto no nos queda en España.
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26.12.12
Bla, bla, bla real
Ya avisó el proverbial Machado cuando el apocalipsis doméstico del 36: "Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios". No añadió al rey como celador patrio porque España atravesaba entonces un oasis republicano que, por desgracia, la dictadura redujo a espejismo. Sin embargo, hoy nos toca sufrir a un monarca (auto)erigido en garante de un puñado de valores con los que su majestad (de ustedes) no comulga, pero que cada Nochebuena hace tragar a sus súbditos cual ruedas de molino. Baudelaire dejó escrito que "Dios es el único ser que, para gobernar, no necesita existir", y ahora sabemos que el Rey de España es el único gobernante que, para existir, no necesita ejercer. Le basta con mostrar una vez al año por televisión su decadencia —física y moral— para justificar ante su feligresía la paga vitalicia que le tenemos asignada; entre tanto, se le van los otros trescientos sesenta y cuatro días en hacer gala de su inviolabilidad, ese alto concepto que yo entiendo como el derecho a dar por culo sin ser dado; porque en eso consiste el despreocupado ejercicio de la monarquía, una rancia forma de gobierno que se adelantó varias centurias al inefable Monti en su deseo de detentar el poder sin someterse a la elección popular. Con todo, en este annus horribilis para su irreal familia, (don) Juan Carlos nos ha vuelto a tocar los borbones con su navideño bla, bla, bla discursivo, que ha largado recostado de media cacharela sobre su escritorio, con más mala cara que una peseta oxidada. Esta vez ha pedido "respeto mutuo" y "lealtad recíproca", lo cual me deja mucho más que tranquilo, pues así se emparejan nuestras fuerzas: mi lealtad y mi respeto hacia lo que él representa son idénticos a los que siente él por lo que yo soy. No sé si me explico.
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24.12.12
Evasión (fiscal) y victoria
Explicaba Rousseau en La cuestión social que la verdadera igualdad radica "en que ningún ciudadano sea tan rico que pueda comprar a otro ciudadano, ni que sea tan pobre que se vea obligado a venderse". Por desgracia, en España nunca llegamos a rondar esa utopía; ni siquiera cuando abandonamos, a duras penas, el apagado blanco y negro dictatorial y nos adentramos en la democracia coreando "la vida es una tómbola / de luz y de color". La maldita crisis mundial, que los españoles nos hemos tomado, según nuestra costumbre, a la tremenda, no ha hecho sino extremar la brecha que separa a los del taco, cuyo parné se multiplica a velocidades de vértigo, de la inmensa mayoría de tiesos, que los últimos informes publicados desmenuzan así: casi la mitad de la población está en situación de precariedad; y la mitad de la mitad ha caído en ese eufemismo que hemos dado en llamar riesgo de pobreza, lo que, traducido al cristiano, viene a significar que entre diez millones de españoles se ha extendido, como denunciaba Rafael Azcona en La Codorniz de cuando entonces, "la costumbre de no comer con regularidad". Ni siquiera bastan para ello las millonarias limosnas del magnate de los trapitos, Amancio Ortega, que intenta disimular con ridículos gestos de buena voluntad su estreno como segunda mayor fortuna planetaria. Pretende con ello que obviemos que, para los de su casta, no hay afición más provechosa que evadir impuestos, gracias a la connivencia de una justicia reformada a su antojo y a un Gobierno que amenaza con la boca pequeña mientras desprecia los servicios prestados por monsieur Falciani, el joven informático que ha destapado las vergüenzas de la banca mundial poniendo nombre y apellidos a la crème de la crème de los evasores fiscales, incluidos los 659 españolitos que, por política gentileza, seguirán durmiendo tranquilos.
22.12.12
Apocalipsis No
Aún no sé si me alegra o me entristece el asunto —voy a consultar mi cuenta corriente y luego te cuento— pero lo cierto es que la invasora milonga del fin del mundo terminó llevando letra de tango: de Gardel y Le Pera, para más señas; hoy, mal que les pese a los có(s)micos perdonavidas del más allá, "el mundo sigue andando". Eso sí, la matraca apocalíptica infligida por quienes viven al otro lado (de nuestro lado), ha servido para que entre todos les subvencionemos una confortable Navidad. Aunque lo único cierto tras la fallida profecía maya es que la película de la jornada para la que primero nos anunciaron el fin del mundo… más tarde redujeron al fin de una era… y a última hora, al más puro estilo Rajoy, dijeron tararí que te vi donde habían dicho digo, concluyó parafraseando un título clásico de la cinematografía universal: de momento, 'Apocalipsis No'. Resulta que lo que ayer terminaba era el décimo tercer b’aktún, que es el titulillo que los mayas aplican a una porrada de años (394,5), tras el que los miembros de esa civilización indígena ven, como advierte el ecuménico Mayor Zaragoza, "otra oportunidad de extraer las lecciones del pasado y diseñar un futuro más acorde con su dignidad". O sea, que los mayas también hacen propósito de enmienda, pero no con el año nuevo sino con el nuevo b’aktún, que le da una pátina de misticismo paranoico a lo de dejar de fumar y apuntarse al gimnasio. En fin, que no queda más remedio que aplaudir la contundente conclusión de Zugasti sobre la raza de los conspiranoicos: "Las grandes creencias, aquellas a las que damos mayor credibilidad, no son solo capaces de hacernos creer tonterías, sino un montón de tonterías que se contradicen unas a otras".
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20.12.12
Dios los cría...
Ayer me entretuve escudriñando el 'Abecedario de la corrupción 2012', publicado a doble página por El Mundo hace unos días: 141 nombres de sospechosos habituales, de la A de Acebes a la U de Urdangarín, pasando por exóticos ejemplares como José Blanco, Carlos Fabra o Rodrigo Rato. Ni bien acababa de finiquitar la deshonrosa retahíla, cuando aún rumiaba el conspiranoico credo del añorado Christopher Hitchens ("Creo que este planeta es usado como colonia penal, manicomio y basurero por una civilización superior para deshacerse de los indeseables e incapaces. No lo puedo probar, pero usted tampoco puede demostrar lo contrario"), me di de bruces en internet con una foto de aúpa; en ella, su majestad (de ustedes) aparece flanqueada por la corrupta flor y nata del mosqueante binomio empresariado/política durante una cacería de perdices perpetrada hace un lustro: un trío de palmeros, envuelto en rigurosos ropajes cinegéticos, sonríe en la instantánea junto al Rey. Casualmente, los tres retratados aparecían referidos en el pútrido inventario que acababa de empaparme: Gerardo Díaz Ferrán, exmandamás de la CEOE, enchironado por presunto delito de alzamiento de bienes y blanqueo de capitales; Jaume Matas, excacique (popular) de Baleares, empapelado por diversos delitos y pringado en más de veinte casos por malversación, fraude, falsedad, prevaricación y tráfico de influencias; y Arturo Fernández, número uno de la patronal madrileña y dos de la española, imputado por estafa, apropiación indebida y falsificación de cuentas por lo de Bankia. Miré la foto largo rato y, mientras certificaba que a este país medieval no lo rescata ni la madre que parió a Merkel, cruzaron por mi mente películas —La escopeta nacional, claro—, novelas —Las amistades peligrosas—, canciones —With a little help from my friends— y hasta el socorrido refranero castellano, que acudió para recordarme que Dios los cría… y ellos se lo reparten.
18.12.12
El Papa de (B)Roma
Las revelaciones del último libro del Papa de (B)Roma tienen en vilo a medio mundo cristiano, pero en España, que sale muy beneficiada en el nuevo inventario de Benedicto equis uve palito, nos las hemos tomado con la conveniente displicencia (y un sano cachondeo), pues ya estamos acostumbrados a ciertos sobresaltos por los (neo)historiadores domésticos, esos que han reducido nuestra Guerra Civil a una discusión entre cuñados y el franquismo a un paréntesis arcádico. Así que los mayores damnificados por los recortes al portal de Belén serán los vendedores de figuritas navideñas, que tendrán que sacrificar para años venideros a la ganadería jesuita, pues dice el Papa (de sus hijos) que en el nacimiento no había pesebre ni mula ni buey. La Iglesia católica demuestra con ello que no se toma en serio ni a sus propios mitos, y sus correligionarios andan desconcertados sin saber a qué atenerse. En casa también estamos preocupados porque, aunque somos gente de poca fe, sabemos por Georges Dumézil que "un pueblo sin mitos está muerto"; pero nos ocupa más la memoria de José María Carulla, aquel menguado coplero que legó a la posteridad una (inacabada) Biblia en verso, que ahora se estará revolviendo en su tumba ante la ruina de su mayor hallazgo, un ripio que sentenciaba: "Nuestro Señor Jesucristo / nació en un pesebre. / Donde menos se piensa / salta la liebre". También ha descubierto el tuitero Pontifex que los reyes magos no venían de Oriente sino de Tartessos, que es el nombre culto de una finca que lindaba con Huelva, Cádiz y Sevilla; y que el incienso, el oro y la mirra que llegaron a Belén tenían aroma andaluz. A lo mejor, antes de seguir a la estrella, sus majestades se bajaron al moro y lo que llevaron en las alforjas era maría… y de ahí el aroma.
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16.12.12
Hambre de indulto
Hace algo más de un año, Cristina Fallarás retrataba así a un amigo fotógrafo y escritor: "En Uribe siempre se respira la libertad ventilada de los que nada tienen, ni siquiera prejuicios, ni pactos, ni cuentas pendientes. Ni mierdecitas de compadreo". Por aquel entonces, la Fallarás no sospechaba que, algo más de un año después, la sede de su editorial sería el lugar elegido por aquel amigo para ponerse en huelga de hambre, pero adelantaba (in)conscientemente la admirable catadura del personaje que el pasado 11 de diciembre se bajó de un autobús en Barcelona, pilló en La Boquería lo justo para un bocata de jamón y queso y, tras darse un humilde festín, anunció que no comería más; no, al menos, hasta ver cumplidas sus peticiones. Willy Uribe reclama que le den largas a un antiguo yonqui gallego, hoy rehabilitado, que se vio arrollado hace años por el aniquilador galope del caballo y que fue pillado dos veces cambiando unas papelinas de manos; como contraprestación, el reportero vasco demanda de los mandamases presentes y pasados explicaciones acerca de algunos indultos que se le antojan injustificables, como el rubricado por Gallardón a favor de cuatro mossos d’esquadra condenados por tortura o el concedido in extremis por Zapatero a un gerifalte de los dineros. La España democrática regala casi quinientos indultos por año y, lo mismo da que gobierne la derecha que la izquierda, siempre caen del mismo lado —"golpistas del 23-F, terroristas de los GAL, políticos corruptos, jueces prevaricadores, grandes empresarios y banqueros defraudadores, narcotraficantes…"—. Uribe, optimista, se quita importancia: “No soy un suicida, no soy un mártir, no soy un héroe, pero voy a ir hasta el final porque el final va a ser la libertad de David, no va a ser un final necrológico”. Lo que pasa es que, con esta gente de por medio, nunca se sabe.
14.12.12
La puntilla de (Mon)toro
A falta de un buen matador que echarse a la cara sobre el albero parlamentario, el ministro (Mon)toro, uno de esos morlacos de boquilla (mal)criados en la dehesa genovesa para crecerse en el castigo, le echó pitones la otra tarde a los del siete —la prensa— en el coso de los diputados: les dijo que menos criticar desde los editoriales de sus periódicos y más pagar (religiosamente) los impuestos; que menos dar lecciones de ética y más coherencia entre las palabras (publicadas) y los hechos. Pero en el último tercio de la lidia, encerrado en tablas, al impetuoso (Mon)toro bravo le flojearon los cuartos traseros y, a la hora del chivatazo, se jiñó: "La ley impide al Ministerio citar la situación fiscal de contribuyentes concretos, pero sí le permite hablar de la situación de un sector". En ese preciso instante oyó el primer aviso de la autoridad y evitó que la faena terminara en estocada, lo cual que hizo mutis por chiqueros sin decir adiós muy buenas. Se ve que recordó entonces que el apoderado de esos recaderos a los que acababa de amenazar es el mismo que de tapadillo le dice a él en los corrales cómo debe embestir las cuentas públicas y, a lo peor, se le cruzó por entre la cornamenta un artículo en el que Pere Rusiñol resumía hace poco las estrechas relaciones entre banca y prensa: Prisa (El País y Ser), con Banco Santander, HSBC y Caixabank; El Mundo, con la banca italiana; Vocento (ABC), con Banco Santander y BBVA; Planeta (Antena 3, La Sexta, La Razón), con Banco Sabadell; Grupo Zeta (El Periódico), con Bankia y La Caixa; y Grupo Godó (La Vanguardia), con La Caixa. Al día siguiente, en distinta plaza, (Mon)toro volvió a presumir de criadillas anunciando una lista pública de defraudadores y morosos; solo quedó en el aire quién le dará la puntilla.
12.12.12
Trinque en la muralla
David Jiménez denuncia en su blog, con amargada ironía, la reduccionista división que la ciudadanía hace de su entorno: los malos son los otros: "Preferimos levantar una muralla que nos defienda de la 'despreciable' relatividad, esa bruma que todo lo confunde, para diluirnos en la reconfortante masa de los nuestros. Los buenos". Plausible queja, porque nos consta que a esa muralla se le mete mano desde ambos lados, y hasta desde un tercero, si lo hubiere. Sin ir más lejos, el pasado domingo metió mano a la muralla (de Pamplona) Santiago Cervera, secretario cuarto de la Mesa del Congreso de los Diputados en representación del Partido Popular; para su sorpresa, halló en ella un sobre con 25.000 euros y no los prometidos documentos que revelarían supuestas corruptelas en Caja Navarra. Seguramente por eso, acudió a la anónima cita de incógnito, oculto tras un gorro y una bufanda que de poco le sirvieron, pues la benemérita, avisada del lance, lo trincó en el acto. "Si tú no vas por el camino de los malos, nunca te encontrarás con ellos", advierte un proverbio chino pero, por su relato, se ve que el diputado navarro es más dado a la novela negra que a la filosofía oriental. Con todo, Cervera se excusó de inmediato y ahora nos impone la peliaguda tarea de creer (o no) su fabulosa versión de los hechos a quienes devoramos aforismos y, por tanto, sabemos que "la verdad, como poco, lleva una doble vida" (Miguel Ángel Arcas). Los medios aplauden la integridad del presunto pardillo, extrañados por su pronta dimisión, mas yo me resisto al gesto, porque aún resuenan en mi cabeza los ecos del reciente visionado de Los idus de marzo, esa descorazonadora película de George Clooney con la que entendí que un político verdaderamente íntegro jamás hubiera metido mano a la muralla.
10.12.12
Cerrado por contra-reformas
Pasó el puente de la Constitución y, por vez primera desde que tengo uso de razón política, no se celebró la efeméride con jornada de puertas abiertas en el Congreso. Las semanas previas al cumpleaños de nuestra Carta Magna, los seguratas del Estado habían impedido a porrazos rodear el centro de trabajo de los diputados nacionales pero el día de su aniversario se afanaron en lo contrario: animaban a los viandantes a rodear el palacio, ligeritos. Algún humorista gráfico llegó a dibujar en su perímetro —afilando pincel e ingenio— un cartel que rezaba "Cerrado por contra-reformas", pero lo cierto es que el maltratado hemiciclo no quiso esta vez enseñar sus vergüenzas cotidianas a la ciudadanía; eso, y que tampoco puede echar mano ahora de un campechano anfitrión como Trillo o Bono, que mostraban los lujos congresuales a los españolitos como pagados de su bolsillo y hasta explicaban la democracia como invento propio. A falta de procesión civil, los papeles se han entregado este año a una enconada lucha entre reformistas y conservadores que ya va cansando: comidilla para hoy y hojarasca para mañana, los artículos que demandan una revisión constitucional deberían reclamar, primero, una reforma de los constitucionalistas; mas ni lo uno ni lo otro se darán bajo mandato popular. Ahora que la Constitución va quedando huérfana de padres, son sus madres las que reclaman un lugar en la historia, pero la solución no pasa por ahí: si seguimos mirando al pasado, seremos siempre unos atrasados. España debe ser el único país del mundo en el que, cuanto más antigua es una Constitución, más moderno resulta su articulado: se cumple ahora el bicentenario de 'La Pepa' gaditana y uno envidia los privilegios de nuestros antepasados; doscientos años después, la involución sufrida amenaza con desterrar el concepto de progreso de nuestro léxico.
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8.12.12
Como un toro
Según Swift, al inteligente se le identifica cuando todos los necios se conjuran contra él. Aplicando la lógica inversa, habría que colegir que la categoría de un necio se mide por oposición al coeficiente intelectual de sus enemigos. Dando por bueno este silogismo, la necedad del ministro de Educación resulta insuperable para el común de los mortales. Si, como aseguran quienes lo conocen, el ínclito Wert es un lince a la hora de asimilar encuestas, no le habrá llevado mucho tiempo percatarse de que, pese a sus ínfulas de superdotado, la gente lo toma por tonto y por malo, que son dos sumandos de cuya adición no suele resultar nada provechoso. El anteproyecto de su Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa se abre con una modélica declaración de intenciones —"El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, criticas, con pensamiento propio"— pero enseguida se desdice y se suceden, uno tras otro, los desvaríos en "un bodrio tercermundista que ni diagnostica los problemas del sistema educativo español ni propone una sola solución inteligente" (Sala-i-Martín): menos Ciudadanía y más Religión; más intervencionismo en las materias; desprecio por las lenguas cooficiales; guiños a la enseñanza concertada… "Una, católica y elitista" será, según Ramoneda, la escuela parida por este contemporáneo fénix de los ingenios que, con gusto, entra al trapo: "Soy como el toro bravo, que se crece con el castigo". El que fuera "tertuliano presuntuoso y tobillero" cita a Miguel Hernández en defensa propia pero, en esta piel taurina sin alfabetizar, su bravuconería recuerda más a Jesulín de Ubrique. Con todo, lo alarmante del caso es que, en el sistema educativo por venir, el (des)conocimiento se transmitirá de profesor a estudiante, como maldecía Mark Twain, "sin pasar por el cerebro del uno ni del otro". O sea, como hasta ahora.
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6.12.12
El crac
Escucho estos días a Nacho Vegas con celo: por obligaciones profesionales pero disfrutando cada estrofa y cada melodía de un (im)pagable lujo a mi alcance. Disfrutando, he escrito más arriba; y asustándome, añado aquí. Hará poco más de un año, el cantautor asturiano ponía al día la canción protesta con una de sus habituales letanías: el demoledor artefacto llevaba por título Cómo hacer crac y, en sus poco menos de cinco minutos, hermanaba de manera insuperable la más cruda realidad con la más deseable de las ucronías. Asustándome, he escrito más arriba, y ahora se entenderá el porqué: "Te informan de que han desarticulado / a la cúpula de la CEOE". Lo escucho, y lo vuelvo a escuchar, y digo para mis adentros que la voz que escapa de mis JBL pertenece, además de al juglar más hondamente lírico y filosófico de nuestra península histérica, a un jodido profeta, a un posmoderno jinete del apocalipsis. En esto me entretengo cuando Vegas canta: "Y una niña susurra a tu oído / que han desahuciado a la familia Botín". Y me digo que no, que no puede ser, que nunca sucederá tal cosa; pero, en medio de tanta pesadilla, el sueño no me lo quita nadie. Lo que pasa es que la letanía avanza, y la ucronía se confunde cada vez más (y mejor) con la historia real: "Y en la calle se hace un gran silencio, / pero si escuchas bien oirás un crac. / En toda España solo suena un crac. / En occidente solo se oye un crac”. Un estribillo heterodoxo que ya no abandonará la dolorosa onomatopeya hasta el final. Le doy, una vez más, al play; me detengo (y me recreo) en una ambigua certidumbre: "Solo habrá un nuevo principio / una vez consumado el fin". Y el susto se queda conmigo.
4.12.12
Carne de Guillotin
Sin que sirva de precedente, los medios nacionales se permitieron ayer un lujo extraordinario: dar una buena noticia. Ha caído en las garras de la justicia Gerardo Díaz Ferrán, el penúltimo mandamás de esa vampírica secta que jibariza a los españolitos de a pie y que hemos dado en llamar CEOE. Se le acusa de alzamiento de bienes y blanqueo de capitales pero si, además de la ordinaria, existiera en nuestra indigna patria una justicia poética impartida por la ciudadanía, el (presunto) malhechor debería llevar ya algunos años a la sombra, siquiera por la mala baba que gastaba cuando era el afectado patrón de los patronos. Como quiera que sea, tranquiliza saber que han trincado al fulano que dijo aquello de "los empresarios no somos culpables de la crisis, hemos creado riqueza", omitiendo que esa riqueza fue a parar íntegramente a sus bolsillos, como ha demostrado el registro de su domicilio, empapelado con billetes de dos ceros. Han detenido al menda lenguarón que propuso "trabajar más y ganar menos para salir de la crisis", al tiempo que él compraba lingotes de oro como yo compro la barra de pan a diario. Han pescado al pez gordo que demandaba sin rubor "menos intervencionismo, más desregulación, más externalización de los servicios públicos" cuando sus deseos eran órdenes para un Partido Popular al que financiaba, manirroto, sus campañas electorales. Han pillado al cínico mangui que, tras quebrar su aerolínea y sisar la calderilla de sus pasajeros, confesó: "Yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio". En fin, van a amargarle las Navidades al fariseo que observó: "Estamos en una crisis muy seria y nos tenemos que apretar el cinturón, empezando por la Administración". Sugerente ejercicio que el doctor Guillotin hubiera aconsejado terminar apretando su pescuezo.
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2.12.12
El bienpagao
En vísperas de las segundas elecciones que perdería frente a Felipe González en 1993, Aznar fue destinatario de una Carta (en forma de libro) enviada por un esperanzado Arrabal; en ella, el profeta del milenarismo deseaba que el futuro gobierno pepero actuara "siguiendo el consejo de Sócrates bajo la autoridad de la belleza, de la ciencia, de la moral y de la verdad". Para cuando Aznar pudo mudarse finalmente a La Moncloa, tres años más tarde, el deseo publicado se tornó desprecio público: por no andarse con rodeos, el agrandado presidente ejecutó una enmienda a la totalidad de la sugerencia socrática: fealdad, inmoralidad y mentira fueron sus señas de identidad. Pese a todo, la querencia continuista de los españoles prorrogó, un mandato más, los primeros "cuatro años de aburrimiento" y "buena merienda". Había triunfado, remató Umbral, "el régimen de vitaminas y el vacío mental". Mas llegó el día en que España no toleró al tío del bigote ni una mentira (subvencionada) más y lo condenó a dejarlas por escrito (y por lo privado), que es a lo que se dedica desde entonces. En sucesivos panfletos bienpagaos, el expresidente ha tergiversado sus ocho años de gobierno y anunciado un antídoto contra la crisis escasamente leído, a lo que se ve. Ahora se pasea por estudios y platós idiotizando al respetable, como recién salido de un festival del humor tróspido, haciendo chistes para anormales y largando sandeces sin compasión. La percha es el primer tomo de unas Memorias que hasta el fatuo Carlos Herrera ve como pasadas por la nevera: "No habla mal de nadie". Ni siquiera de sí mismo, claro. En 2002, mediada su última legislatura, Victoria Prego se interesó por segunda vez por sus errores cometidos como gobernante. La (no) respuesta del presidente más ridículo de nuestra democracia fue: "Eso lo dejamos para el próximo libro". Pero ni por esas.
30.11.12
El chocho y el coño
La diferencia entre "Me duele el chocho" y "El coño huele a coño" es la que hay, aunque tú no lo sepas, entre un evanescente reality show seudopornográfico y una profunda reflexión sociocultural. Lo que separa a un chocho dolorido de un oloroso coño son, aunque no lo parezca a primera vista, cientos de páginas de lectura, miles de horas de estudio, decenas de miles de horas de escritura. La distancia que hay entre un vulgar chocho capitalino y un desprejuiciado coño maño es la que necesitaría recorrer una adolescente arrabalera hasta alcanzar la dignidad humana de una de las periodistas más valientes del panorama nacional. El chocho de una impúdica pelandusca que malgasta el día revolcándose —cámara mediante— para regocijo de los espectadores del (pen)último engendro televisivo, viene a ser la quintaesencia audiovisual de la decadencia moral y cultural de esa que (hasta ahora) nos habían vendido como la generación mejor preparada de nuestra historia. El coño de Cristina Fallarás –con perdón— representa la ejemplar rebeldía del joven (aunque sobradamente preparado) periodismo español y su anarcoide libertad de expresión; esos que tratan de desembarazarse a marchas forzadas de la vampírica Cultura de la Transición y su pacata autocensura. No es lo mismo confesar que te pica el chocho, en medio de un volteo televisado y al tiempo que te preguntas si todos los condones llevan látex, que publicar un artículo sobre violencia de género en la revolucionaria sección cultural de un flamante diario online bajo un título provocador. No es lo mismo, en fin, ser destinatario de una (supuestamente graciosa) dedicatoria de los Mojinos Escozíos que ser glorificado por Juan Manuel de Prada en un (delicioso) opúsculo de ecos ramonianos. No sé si me explico, pero no es lo mismo, como diría mi abuelo, tuberculosis... que verte el culo.
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28.11.12
Progreso y regreso
La prensa española se vulgariza cada vez que toca escudriñar resultados electorales, por más que aparente seguir a pies juntillas la altanera sugerencia de la condesa viuda de Grantham en Downton Abbey: "No seas derrotista, querida: es muy de clase media". Aquí, las (debilitadas) fuerzas del orden mediático presentan a todo quisque como derrotado, salvo a las formaciones que no pintan nada, vendidas como paradigma del éxito aunque no les vote más que la retahíla que firma en las coronas de difuntos: amigos, hijos, hermanos y demás familia. El resto es una cuadrilla de perdedores, dicen: los unos, por no alcanzar lo esperado; los otros, porque superarse no cura su esterilidad; pero tanto a unos como a otros les prestan sus interesados hombros para que enjuguen públicamente sus lágrimas. Sea como fuere, esta vez lo sustancial es que Cataluña se ha situado en un punto equidistante entre el progreso y lo que prefería Josep Pla, el regreso: el parlamento ha sufrido un buen meneo que deja todo como estaba, pues los frentes soberanismo-constitucionalismo y derecha-esquerra repiten guarismos y seguirán abiertos. En la lucha por la independencia, Mas ha perdido una batalla (personal) pero no la guerra: la marabunta que salió a la calle en la Diada ha refrendado su voluntad de estrechar y multiplicar las franjas rojigualdas de la bandera española para convertirla en estelada, sin esconder su malestar por los brutales recortes de su Gobierno autonómico. Lo que no queda tan claro es que esa masa esté dispuesta a ser una nación si el mesiánico president se empeña en dirigirla como definió Renan: "Un grupo de gente unida por una visión equivocada del pasado y por el odio a sus vecinos". Me da a mí que Cataluña es —y de momento seguirá siendo— otra cosa.
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26.11.12
Un cuento real
Érase una vez un español (poco español) alumbrado en la bota de Europa por culpa del exilio forzoso de su familia y educado allende los Alpes y a orillas del Atlántico, lo que le impedirá en el futuro vocalizar correctamente su lengua. Acabado de hacer en su país cuando el orden estuvo restablecido, fue adiestrado de joven en tareas militares y navales, época en la que incubó una irrefrenable pasión por la caza (mayor y menor) y por el mar; completó su currículo aprendiendo lo justo de leyes, para pasárselas por el forro, y de cuentas, para descuadrar los presupuestos propios y ajenos, siempre a su favor. Sus padres lo casaron, por el añejo rito de la conveniencia, con una extranjera que nunca le hizo tilín pero con la que trajinó tres vástagos: una hembra a medio cuajar; otra, algo más espabilada; y un varón, la gran esperanza de la familia. Durante algunos años, la pandilla infeliz gastó apariencia de familia perfecta comiendo perdices, pero los vecinos sospechaban de la querencia del pater familias por las faldas y la priva, aunque nunca lo pillaron con las manos en la masa. Al tiempo, su contraria se afanaba en sacar adelante a las tres criaturas, lavando los trapos sucios en casa. Pasaron los lustros, los zagales se tornaron talludos y las desavenencias crecieron con ellos: todos tardaron en ayuntarse pero, cuando lo lograron, se empeñaron en recoger lo peor de cada casa. La mayor se agenció un dandi posmoderno al que los papeles le atribuyeron diversos vicios inconfesables; con él tuvo la parejita antes de divorciarse con suspense. La mediana se arrimó a un deportista de élite, pero el braguetazo lo pegó él: juntos parieron familia numerosa y, para mantenerla, se enfangaron en indiscretas corruptelas que la justicia investiga en la actualidad. El pequeño tuvo muchas (y bien parecidas) novias, pero contrajo, en segundas nupcias para ella, con una periodista marimandona que de momento no ha dado mayores quebraderos de cabeza que los propios de su pasado. Mientras tanto, el cabeza de familia se recreaba en sus aficiones, disparando (real y metafóricamente) a todo semoviente que se le cruzara: su colección de piezas cobradas incluye innumerables bestias de cuatro patas y otros tantos (y exóticos) ejemplares bípedos. Cuando los hijos bastardos comenzaron a llamar a su puerta y la corneada parienta amenazó con ponerle de patitas en la calle, cuando salieron a la luz los millones que guardaba debajo de un baldosín y cuando su (mala) salud amenazaba con callarlo para siempre, se plantó en la tele y apaciguó el temporal, lapidario: "Lo siento mucho: me he equivocado y no volverá a ocurrir". Estos días anda —es un decir— en el hospital, convaleciente de su última operación: dicen que se trata de la cadera, pero yo creo que ha sido intervenido del premonitorio tiro en el pie que se pegó su nieto mayor hace unos meses. Su casta quedó entonces malherida y, a lo mejor, no tiene cura.
24.11.12
La crema de la intelectualidá
La derecha española ha contado siempre con la (des)interesada asesoría política de lo que Agustín Lara llamó en buena hora "la crema de la intelectualidá": basta echar un vistazo a los flashes (y favores) compartidos por personajes de la calaña de Norma Duval, Julio Iglesias o Bertín Osborne con la flor y nata del PP actual para constatar que el arribismo seudoartístico del franquismo se ha perpetuado hasta nuestros días, cuando un caduco galán llamado Arturo Fernández ha dictado su última lección magistral: "Lo que pasa es que no hay que salir a la calle. Y cuando se sale a la calle, coño, sal con gente guapa, porque las manifestaciones… Yo en mi vida he visto gente más fea, mecagüen la leche. Dije, ¿pero cómo es posible? A estos no los veo por la calle. Deben de tenerlos en campos de concentración, porque no lo puedo entender. Y dicen: que salga la manada, y ahí van". Lección reída, de inmediato y a carcajada limpia, por el rebaño trajeado que pastaba a su vera en la tertulia intereconómica que (des)arregla España cada noche; argumentos de alta política, porque ellos no se andan con chiquitas. Mas, ay del que ose llevarles la contraria o meter el dedo en sus yagas, pues será juzgado, como el arzobispo Bartolomé de Carranza ("El necio callando / parece discreto / y el sabio hablando / se verá en aprieto"), por la inquisición posmoderna: verbigracia, el bocachancla Rafael Hernando, que ha instalado en Twitter su altar divino: que un juez le parece díscolo (Pedraz), lo llama "pijo ácrata"; que un actor se manifiesta indignado (Bardem), lo descalifica como "gran villano" y frívolo millonario. Ya lo decía el arzobispo: "Toda palabrita / que el necio no entiende / gran fuego prende; / y, para se apagar, / no hay otro remedio / si no es con callar".
22.11.12
Góngora, desahuciado y okupado
Cuenta, no sé si la historia, la leyenda o una mezcla de entrambas, que hubo una vez un puñado de calles en la capital del reino, hoy llamado con agudeza barrio de las letras, en donde se cruzaban de ordinario para dirigirse a sus respectivos quehaceres las figuras más brillantes de nuestra áurea literatura: Cervantes, Calderón, Lope… Vecino de estos era Góngora, hasta que, arruinado, hubo de sufrir impotente cómo lo desalojaba de su propia vivienda su íntimo enemigo, un boyante y crudelísimo Quevedo que se dio el gusto de desahuciar a su rival de rimas plantándolo de patitas en la calle. El desahucio es la más dolorosa de las vejaciones que pueden infligirse a un ser humano, y su práctica se entiende con dificultad en una tierra que aparcó hace siglos o décadas las monarquías (más o menos) absolutistas y las dictaduras. Pero de poco sirve que nuestra democrática Constitución reconozca el derecho a una vivienda digna en un tiempo en el que no son los políticos sino los banqueros quienes nos desgobiernan. Los gerifaltes españoles se han vuelto a retratar con su desacuerdo en materia de desahucios, dejando en manos de Rajoy y sus secuaces el aplazamiento -no la solución- de un desproporcionado drama. Europa, a la que Andrés Neuman ve como una “abuela que se comporta como si nunca antes hubiera sido pobre”, aprieta las tuercas de nuestro engranaje público defendiendo a unos bancos que resucitan gracias a sus millones; y estos, a su vez, se hacen fuertes estrangulando a los políticos nacionales por donde los tienen cogidos desde siempre: por las gónadas. Entre tanto, afuera aguardan millones de viviendas vacías, sin redistribuir, como la que fue de Góngora y Quevedo en Madrid: ruina deshabitada okupada hace un año pacíficamente y desocupada a la fuerza por uno de tantos propietarios inhumanos.
20.11.12
Venganza post mortem
Le leí no hace mucho a Patricio Pron que un monumento es "una forma de perpetuar en la memoria algo que nunca recordarías si no te obligaran a ello", y de inmediato se me vino a las mientes el Valle de los Caídos, paradigma de la infamia de aquella España que no fue una ni grande ni libre y lugar de peregrinación para quienes, aún hoy, alardean del patriótico placer que les provoca hurgar en la sangrante herida causada por el franquismo. El horrible armatoste ideado por el generalísimo de nuestros ejércitos para perpetuar su "gloriosa Cruzada" fue levantado a fuer de pisotear la dignidad de decenas de miles de presos del Régimen, cuyos restos yacen ignorando qué sea eso del eterno descanso al lado de los de sus ínclitos castigadores, Franco y José Antonio, que fueron a morir, con treinta y nueve años de diferencia, un fraternal 20 de noviembre. El conciliador Zapatero abortó su segundo mandato en fecha tan señalada, incumpliendo una de las máximas de su ineficaz ley de memoria histórica: dejando pendiente la separación definitiva de víctimas y verdugos. Y el subsecuente Gobierno popular ya ha dicho que ve "difícil" ejecutar esta demanda social mayoritaria. Mas lo que Dios unió, y el hombre no se atreve a separar, va a sepultarlo la naturaleza, echando por tierra aquel pomposo discurso del papa Juan XXIII: "Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama […] el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo". Un estudio científico informa que las estereotómicas esculturas pergeñadas con "un popurrí incompatible de geomateriales de construcción" por mi paisano Juan de Ávalos para rematar el desaguisado se pudren por dentro. Y yo quiero pensar que esa es la venganza post mortem de un artista republicano y socialista secuestrado por la dictadura.
18.11.12
Año Mariano
Se me saltaron las lágrimas, de la risa, la primera vez que escuché a Rajoy balbucear aquello de: "Que donde dijeooo… cómo es… donde dijo digo… donde digo dig… eeeh… donde dije digo… pues digo diego". Los zapping audiovisuales y la red viral convirtieron este añejo refrán, transformado por arte de birlibirloque en trabalenguas, en el insuperable eslogan de la postcampaña electoral del PP: el primer (y malaventurado) año Mariano que ahora se cumple, se resume en un puñado de medias palabras escupidas por el presidente del Gobierno a trancas y barrancas, con la solícita ayuda de sus asesores, que no tienen graduado escolar pero manejan el refranero español a las mil maravillas. Escuchando los titubeos del mandamás de la patria, lo primero que le viene a uno a la mente es que el 20 de noviembre de 2011 España volvió a "votar con los pies" (Friedman) y puso el país en manos del (más) tonto de la clase, pero queda el consuelo de las lecturas de Scott Fitzgerald, que aseguraba que no hay mejor señal de inteligencia que la capacidad de mantener dos ideas contradictorias en la cabeza al mismo tiempo. De ser esto cierto, podemos dormir tranquilos: nos gobierna un ejército de lumbreras. ¿Aparentemente contradictorios? ¿Sospechosamente dados a la mentira? ¡Qué va! Profundamente inteligentes; tanto, que uno pasa lista y cae rendido de admiración: Wert, Báñez, Montoro… No sigo porque la envidia me corroe. Doce meses han dado de sí al Partido Popular para echar por tierra a golpe de decreto todas y cada una de las líneas de su programa electoral; en solo un año ha finiquitado el bienestar general al tiempo que afianzaba su bienestar particular, con la connivencia de una ciudadanía que le planta cara con la boca pequeña: un año después, volvería a ganar las elecciones. Así pues, todos juntos, digamos diego.
16.11.12
¿Huelgan las huelgas?
"Se ha zanjado con un seguimiento del 76,7%, según los sindicatos convocantes, o del 12%, según la patronal" (Elpais.com). "23:30. Ya podemos concluir: se confirma una caída de la demanda eléctrica del 11% respecto a la previsión de REE. Una cifra claramente inferior al 29M de 2012 (14.7%) y al 29S de 2010 (13.7%); y aún más alejada de 2002, 1994 y 1988" (Politikon). "A las 23h el indicador de EFC pone de manifiesto que el consumo de electricidad imputable a la actividad productiva ha caído, desde la 00h del día de hoy 14N, un 66%" (Economistas Frente a la Crisis). "No creo que tras la jornada de ayer, 14 de noviembre, lo más importante sea discutir sobre el éxito o el fracaso de la huelga. Me apresuro a opinar, si me lo permiten, que no fue ni lo uno ni lo otro. Media entrada, que se dice. Pero las manifestaciones acallaron las discusiones. Cientos de miles de personas -¿alguien con los ojos abiertos puede dudar de esa cifra?- se echaron a la calle para mostrar su absoluto rechazo a la política económica del Gobierno de Mariano Rajoy" (José María Izquierrdo). "Hoy seguiremos con la guerra de cifras en torno al éxito o fracaso de la huelga general. Como si eso importara ante los aplastantes datos del deterioro objetivo en el que se encuentran tantos y tantos grupos sociales. Con nombres y apellidos, con rostros perfectamente reconocibles" (Fernando Vallespín). "Está claro que los sindicatos no son capaces de parar este país mediante una huelga general, quizás porque los ciudadanos, en medio de una crisis económica brutal, no la consideran el instrumento adecuado para canalizar su enfado, quizás porque seis millones de parados inoculan un miedo insuperable. También está claro que las manifestaciones se están convirtiendo en la única vía real para que ese creciente malestar y ese desasosiego logren expresarse" (Soledad Gallego-Díaz). "Claro que no paralizó el país. Todo lo contrario: lo movilizó. Un país paralizado es lo que ellos pretenden: un país paralizado de miedo, una sociedad quieta y callada, atemorizada por la triple tenaza: la crisis (miedo al paro y a la exclusión); la reforma laboral (miedo al patrón, al que la reforma laboral dio todo el poder); y la represión (miedo a los porrazos y multas). Pero ayer ocurrió todo lo contrario, y esa es nuestra victoria: el país no se paralizó, sino que se movilizó, se echó a la calle masivamente y aireó la protesta durante todo el día" (Isaac Rosa). "La Huelga General del 14N ha supuesto la demostración, otra más, de los límites en la capacidad de acción de la Izquierda, del desprestigio de los sindicatos, de su escasísima representatividad social y de su achatarramiento ideológico. Pero el Gobierno, en vez de aprovechar la ocasión para dar el golpe de gracia a estas bandas vociferantes y violentas, acabando con sus innumerables privilegios y permitiendo la creación o recreación de un sindicalismo nuevo, más acorde con la España actual, se va a recrear en el fracaso ajeno para no cumplir con la obligación propia" (Federico Jiménez Losantos). "Nadie tiene la sensación de que ha habido una huelga general. No han hecho la menor pupa, a pesar de la mentira de que se han dilapidado 4.000 millones de euros. Prepárense para las nuevas vejaciones. A partir de ahora, la dictadura del capitalismo hispano en plena apoteosis. Con unos ministros tan recogiditos y pulcros" (Arturo González). "La huelga ha sido dura, ma non troppo, y sirve al Gobierno de Rajoy para enviar una señal a Berlín: atención, que España comienza a humear" (Enric Juliana). "Cientos de miles de personas participaron en las manifestaciones organizadas en toda Europa por la Confederación Europea de Sindicatos para protestar contra las políticas de rigor. En opinión de la prensa europea, este cansancio ante la austeridad pone en duda el modo con el que se está realizando el ajuste presupuestario" (Presseurop.eu). "Una mega huelga golpea Europa" (Russia Today).
"Para adueñarse de la voluntad de las masas hay que poner en circulación ideas muy toscas y asequibles; porque las ideas difíciles no llegan a la muchedumbre; […] acabarán por triunfar aquellos a quienes las majaderías les salen como cosa natural y peculiar" (José Antonio Primo de Rivera).
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14.11.12
#14N
"La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado para el próximo 14 de noviembre una Jornada Europea de Acción y Solidaridad por el empleo y contra las políticas de austeridad. Los sindicatos y movimientos ciudadanos del Reino de España y Portugal han organizado la primera huelga ibérica de 24 horas. En Grecia no han podido esperar tanto, y el 5 y 6 de noviembre han paralizado al país heleno durante 48 horas contra un gobierno irresponsable que aprobaba el tercer plan de ajuste exigido por una Troika necia y cómplice. En Italia, la CGIL ha convocado una huelga general de cuatro horas. En Francia, Bélgica, Alemania, Austria, Polonia, Rumania habrá manifestaciones de solidaridad, organizadas por los sindicatos. En Finlandia, Dinamarca, Reino Unido, Austria, habrá también acciones de protesta. En la República Checa y Eslovenia, la ola de contestación política y resistencia social llegará el 17 de noviembre con sendas manifestaciones…" (SinPermiso). "Partidos conservadores y neoliberales están gobernando, tanto en España como en la mayoría de países de la Unión Europea, incluyendo los de la Eurozona, implementando políticas públicas que tienen como consecuencia: 1) la realización de reformas laborales que conllevan la disminución de los salarios y el aumento del desempleo; 2) el descenso de la población activa; 3) la reducción de la protección social; 4) el recorte del gasto público social; 5) la privatización de las transferencias y de los servicios públicos del Estado del Bienestar; 6) la reducción de los derechos laborales y sociales; 7) la disminución y privatización de las pensiones públicas; y 8) el debilitamiento de la negociación colectiva y de los sindicatos" (Vicenç Navarro). "¿Son razones suficientes para esta huelga general? Me parece que sí lo son. Y lo es también la forma en que el Gobierno gestiona la situación: de forma poco transparente, con un doble leguaje, a golpe de Real Decreto, menospreciando cualquier posibilidad de diálogo y negociación, contradiciendo su programa electoral; y mostrando una actitud prepotente ante los españoles y servicial ante Europa, y en concreto ante Alemania que está liderando este desaguisado" (Cándido Méndez). "Se trata de la primera huelga internacional del siglo XXI" (Nacho Álvarez). "La novena huelga general de la democracia ya está en marcha" (Ana Requena Aguilar). "Es la primera vez en nuestra historia democrática reciente que se convocan dos jornadas de paro nacional en un mismo año" (José Pablo Ferrándiz). "Los movimientos sociales, habitualmente desconectados de la lucha sindical, han sumado sus fuerzas para lograr paralizar el país en un momento en el que la simple denuncia de la regresión absoluta que están llevando a cabo los poderes económicos es casi revolucionaria" (Alberto Garzón). "La ciudadanía que decidió tomar las plazas en mayo de 2011 ha desarrollado en los 549 días que van del 15-M de 2011 al 14-N de 2012 un auténtico proceso revolucionario, en respuesta a la crisis económica y política que afecta a todas las estructuras del país. La huelga general de mañana supone la confluencia de todas las luchas, en una unidad de acción que va mucho más allá de las meras reivindicaciones laborales" (Carlos Sánchez Almeida). "El carácter político de las huelgas generales creo que está fuera de toda duda. Y, con la legislación hoy vigente, deberían estar prohibidas" (Esperanza Aguirre). "La democracia no solo consiste en votar y callar. La huelga no es solo un derecho. En las circunstancias que vivimos, es casi una obligación" (Ignacio Escolar). "La huelga se juega en su capacidad de comunicar, de transmitir sensaciones y emociones poderosas que provoquen en la esfera pública, una publicidad emancipadora que sustituya a la actual y repetida, 'no hay otra alternativa" (Jorge Moruno). "Saber que la Huelga General, conquista y arma obrera, no es un juego como hoy parece y que, a falta de otra cosa y pese a quienes la convocan, hay que apoyarla… y ver que pasa" (Fernando Merodio). "Y el día después esperemos que nuestros gobernantes tengan altura de miras y se acuerden de cómo en el New Deal, cuando el Presidente Roosevelt estaba ajustando sus medidas económicas, recibía a sindicatos y organizaciones progresistas que le hacían las peticiones que creían justas. El Presidente las valoraba y al despedirse de ellos les decía algo parecido a: ‘¿Creen en ellas? Pues presiónenme desde la calle’. Lo hicieron y las movilizaciones sociales jugaron un papel crucial para conseguir avances sociales y para evitar recortes en derechos" (Mónica Melle).
"Todas las cosas están ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre" (André Gide).
12.11.12
La revolución desde arriba
Maldita la gracia que me hizo escuchar el otro día por boca del reelegido Obama el anuncio de que "lo mejor está por llegar". Aún hoy me cuesta aceptar como esperanzador mensaje lo que más bien parece un cínico engañabobos. Lo que está por llegar, según advierten con machacona insistencia las supranacionales instituciones que nos desgobiernan y nuestros raídos bolsillos, es lo peor. De momento, lo mejor tendrá que esperar, tanto en aquel lado del charco, en el que se arrojaban al vacío los banqueros tras el crack del 29, como en este, donde son los desahuciados quienes hoy dicen adiós a sus desgracias desde la ventana. Aquí, los gurús de la Cultura de la Transición nos hicieron creer que todos los españoles tenemos "derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada": porque así reza en el artículo 47 de nuestra sacrosanta Constitución y porque el versículo luce como estrambote que "los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho". En verdad, quienes promovieron la cultura de la casa en propiedad fueron los manirrotos bancos de cuando entonces, que con la crisis se han transformado en indecentes cobradores del frac que nos afanan las llaves y la cartera con cargo a los presupuestos generales de un Estado que hasta ayer miraba para otro lado. Pero hoy se barruntan cambios, porque los muertos empiezan a oler y, en vísperas de su segunda huelga general, hasta Rajoy es consciente, como Renan, de que "el sufrimiento en común une más que la felicidad en común". La digestión del miedo se le está haciendo pesada a un presidente al que no va quedando más remedio que seguir el consejo de su antepasado político Antonio Maura: "Hay que hacer la revolución desde arriba para evitar que la hagan desde abajo".
10.11.12
Voluble y puta
Escribió Goethe hace un par de siglos: "Dejad que lo parezca hasta que lo sea". Y los españoles, germanófilos a la merkeliana fuerza, le tenemos tomada la palabra al romántico literato: siempre vamos con retraso. Hace siete años legalizamos el matrimonio homosexual, gentileza de un Gobierno progresista, pero no ha sido hasta ahora, bajo mandato retrocesista, cuando el Tribunal Constitucional ha dicho que nones al recurso del PP y ha refrendado, más que el hecho, la pertinencia de su nomenclatura, que trae de cabeza a la Iglesia española y sus (cada vez más escasos) correligionarios. "Decir que 'matrimonio' viene de madre -y que no la hay en una pareja gay- para negar este derecho es tan estúpido como argumentar que 'patrimonio' viene de padre y que, por tanto, las mujeres no deberían poder abrir una cuenta corriente", argumenta Nacho Escolar desde la izquierda. "Será constitucional, pero no es matrimonio", sentencia en portada el panfleto oficioso de la (ultra)derecha, que todavía anda hecho un lío con las peras y las manzanas. Precisamente esto es lo que más me descoloca del asunto: las alegrías que se permite el rancionalcatolicismo ibérico en materia judicial. Tiene escrito Javier Villán que "la derecha española es voluble y un poco puta", pero parece demasiada volubilidad y demasiado puterío anunciar el fin de los vicios menores tras la tragedia del Madrid Arena al mismo tiempo que se abren los brazos desreguladores a los vicios mayores de Eurovegas. La gracia divina de insumisión al mandato constitucional la merece en exclusiva el ministro Fernández Díaz, de quien se entiende su coherente pataleta: resulta que un buen día recibió la visita de Dios en persona mientras paseaba por la ciudad del pecado, Las Vegas; le vinieron a tentar, de la mano, el vicio y la virtud; y así no hay quien se aclare.
8.11.12
El culo y las témporas
Ya, ya sé que sabes por la cultura popular que nada tiene que ver, aparentemente, el culo con las témporas, pero ten paciencia: te demostraré lo contrario en unas trescientas palabras. Recuerda que hace ya año y medio que la red de redes parió un impagable magazine de cultura contemporánea anglonominado Jot Down, y anota dos de sus particularidades: la "filosofía de lo lento" que impera en su concepción; y sus enfoques "desde parámetros clásicos huyendo del sensacionalismo y profundizando en los temas". No olvides lo más importante: no entrevistan a nadie que esté de promoción o que no les pueda dedicar como mínimo una hora; por eso hay quien lo ha llamado "antimedio". Ahora sitúate en la rabiosa actualidad y en la tediosa cantinela socio-político-mediática que ha sucedido a la tragedia madrileña de la noche de Halloween, en la que la parca ganó la partida a la fiesta arrebatándole un póker de (jovencísimas) damas: las mismas negligencias, denuncias y reivindicaciones de siempre; Santa Bárbara se deja querer cuando truena y su eco deriva en mucho ruido tertuliano para hoy y pocas nueces para mañana. En caliente, la mansa loba capitalina (Ana Botella) y sus amilanados lobeznos solo ladraron imprudencias, porque "el lenguaje político no está interesado en la verdad, sino en el poder y su mantenimiento" (Pinter). Ahora imagina cómo hubiera obrado la antipolítica, al estilo Jot Down: lentitud, ausencia de sensacionalismo, profundidad; tomarse el tiempo preciso para abordar los temas y hacerlo solo cuando los focos apunten hacía otro objetivo. Aunque resulte paradójico, en política dejar pasar el tiempo sería lo más conveniente para no hacerlo todo a destiempo. Pero tampoco será esta la ocasión en que eso suceda. Ya lo advirtió el llorado García Calvo en su coñón himno de la Comunidad de Madrid: "Mire el sujeto / las vueltas que da el mundo / para estarse quieto".
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6.11.12
Ciudadano Sabina
Sir Winston Churchill, mandamás de la Pérfida Albión omnipresente durante medio siglo, popularizó una frase que, según las malas lenguas, birló al escritor Charles Dudley Warner: "La política hace extraños compañeros de cama". Que se lo digan a Sabina, que frecuentó toda suerte de lechos en sus años mozos y que, en lo tocante a la política, parece seguir idéntica estrategia: envolverse en sábanas hospitalarias sea cual sea su pelaje. Insigne abanderado de los "rojos de Visa oro" que enferman a la derechona mediática, el cantautor jiennense siempre pidió el voto para Izquierda Unida o el PSOE, según lo demandara la coyuntura o el compadreo gremial, pero en la apocalíptica campaña electoral catalana, el nuevo bardo con trazas de anacoreta que se parece "a Sabina, ese que canta", se arrima a la nadería que representa Ciutadans, una demagógica y aséptica propuesta que ocupa en la tierra de 'Els segadors' la misma parcelita que en el resto del Estado invaden Rosa Díez y su inocua UPyD. Lo hace cediendo para la ocasión los ripios que emborronó hace un lustro en Interviú como 'Anteproyectos de letra para el himno nacional' [español] y, de paso, clavándosela como quien no quiere la cosa a estos españolistas de nuevo cuño: una pandilla que lo mismo cobija a lumbreras pagadas de sí mismas como Javier Nart que a ejemplares de la hondura intelectual del 'Yoyas' y que, para luchar contra aquel que Ambrose Bierce definió, avant la lettre, como "alguien a quien los intereses de una parte le parecen más importantes que los del todo", aparca cualquier sentido del ridículo. Frente al Mas patriota, los Ciudadanos patrioteros cantan todos unidos: "Ciudadanos, / tan fieramente humanos, / tan paisanos del / hermano de Babel. / Alta montaña / con puerto de mar, / clave de sol España. / Atrévete a soñar".
4.11.12
La libertad ha muerto
Si, como dejó escrito Tzara en uno de sus manifiestos dadaístas, la "biografía es el séquito del hombre ilustre", Agustín García Calvo fue, sin duda, uno de los españoles más ilustres, pues la vida de este polígrafo, recientemente malograda, da para varios y suculentos tochos. Si, como reconocía Umbral en una de sus novelas iniciáticas, "la literatura es estarse siempre cortando lonchas de uno mismo y vendiéndolas lo mejor posible", la obra del filósofo zamorano, ay, fue una barra de magro fiambre malvendida. El profesor García Calvo manejó con destreza de tahúr todos los palos de la baraja literaria sin que ninguno le garantizara la popularidad necesaria para vivir del cuento. Este libertario con hechuras de jipi y espíritu de griego arcaico nació en el milenio equivocado pero no por ello dejó de acudir regularmente al foro a predicar su palabra. El personaje se impuso a la persona y por eso los obituarios no le hacen justicia; si acaso Ridao, que sobre la expulsión de su cátedra -junto a Tierno y Aranguren- tras la revuelta universitaria tardofranquista, recuerda: "En nombre de la libertad, Agustín García Calvo era tan contrario a la dictadura como a la democracia". La causalidad me cruzó involuntariamente en su camino: un amigo común le encargó una versión de Los persas de Esquilo para llevarla a escena; tras su primer adelanto, la fidelidad clásica de la traducción asustó al director, que desechó esa opción y me propuso elaborar a cuatro manos una nueva versión. Por una vez, la necedad política obró con tino y los futuros paganinis abortaron el proyecto casi antes de que echara a andar. Siempre les estaré agradecido: creo que no hubiera podido sobrevivir a la carga moral de haber enmendado la plana al maestro, que, huelga aclararlo, por su cuenta finalizó el encargo y lo publicó.
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2.11.12
Nos miran mal
Manda la tradición que cada año, por estas fechas, España llore a sus muertos, pero esta temporada, para variar, España ha decidido llorarse a sí misma: por ahorrar esfuerzos. Es este el puente en que los zombis, o sea, los muertos resucitados, se van de marcha, y en esta ocasión se ha sumado a la (maldita) fiesta una nueva especie: el muerto en vida; ese que los gerifaltes del PP niegan pero que abarrota las calles, que son lo único que le va quedando. Para amenizar el velorio, The Wall Street Journal ha atizado una nueva hostia internacional en el pétreo rostro del Gobierno español, que suele encajar los golpes con victimismo repentino pero sin propósito de enmienda. La biblia capitalista se recrea en "el pesimismo" patrio y tilda de "desaborido y sumiso" al estilo político de Rajoy, cuya táctica ante el (más que probable) rescate dice ser "la de todo adolescente: si no estás seguro de obtener un 'sí', entonces es mejor no preguntar". El WSJ explica la "disfunción" española echando mano del "enchufismo" y del "privilegio clientelar", al que define como nuestro "propio propagandista"; y se escandaliza de "que todos los partidos estén poblados de mediocres a todos los niveles", citando a Bono, Wert y Pepiño Blanco como modelos. Subrayaba Raúl del Pozo hace algunas semanas, al hilo de la actualidad, que "están en contra de nosotros los sarracenos, los hugonotes y los mormones" y anotaba con amargada sorna que "los españoles vuelven a decrecer después de que su estatura media se hubiera aproximado a la de los europeos". Nos miran mal, pero estamos peor; tanto, que hoy hago mío este doloroso colofón que se marcó el otro día mi ilustre coetáneo Antonio Lucas: "A mí me avergonzaría hacerle malgastar a la gente su vida mientras me votan las mentiras".
31.10.12
Els agrada la pela
El entrañable Billy Wilder comparaba a su genial colega, Ernst Lubitsch, con otros directores cinematográficos, tirando de números: el que tiene miedo siempre dice dos más dos son cuatro, o uno más tres son cuatro, o uno más uno más uno más uno son cuatro, mientras que Lubitsch solo dice dos y dos, y espera que el público lo sume para saberlo también. Traduciendo matemáticas a lenguaje, lo que Wilder venía a decir es que Lubitsch se limitaba a sugerir y confiaba en que la inteligencia del espectador hiciera el resto. Por alguna extraña razón, no consigo quitarme este añejo comentario de la cabeza en los últimos días. Será, a lo peor, porque los mandamases del PP pertenecen a la raza de los que tienen (mucho) miedo y nos toman por tontos; porque de otra forma no se entendería la chiripitiflaútica precampaña electoral que están perpetrando en Cataluña, en la que un par de videos han convertido a un puñado de líderes peperos en el hazmerreír político del momento: "Ens agrada Catalunya", se titula el invento, y en él se recurre a peregrinos argumentos para demostrar un impostado amor por la tierra de los infieles; olvidan las huestes genovesas que los infantes sin españolizar a los que parecen dirigirse no votan en las próximas elecciones catalanas. A la única a la que le traiciona el subconsciente es a la sincera alcaldesa de Sanxenxo: "Por lo que nos regaláis… nos gusta Cataluña". Haber empezado por ahí: ¿para qué defender un programa político contra la desastrosa gestión de CiU en esta abortada legislatura cuando lo único que importa es la pela? Miedo. Tienen miedo; el mismo que sus marciales hermanos de la vomitiva Fundación Francisco Franco, que proponen decretar el "estado de guerra", destituir al "presidente-delincuente" de la Generalitat y enviar al Ejército "para apaciguar Barcelona".
29.10.12
Las fieras literarias
Si no fuera por los plausibles sobresaltos que se producen en su seno de cuando en vez, el mundillo de las letras patrias languidecería sin remedio: siempre fueron bienvenidos, por revitalizadores, los exabruptos cotidianos de Cela; los rutinarios egotrips de Umbral; las rancias largadas de Pérez-Reverte; o la salvaje agarrada que mantienen Arcadi Espada y Javier Cercas a cuenta de la realidad y la ficción. Por eso, la flamante salida de tono de Javier Marías al rechazar el Nacional de Narrativa me ha devuelto la fe en la combatividad de nuestra aletargada literatura. Arguye el escritor madrileño, para defenderse de la politización de su gesto, que no acepta galardones oficiales y estatales ni, mucho menos, remuneraciones públicas. Sea. Aunque no olvidaremos que hubo un día en que sí aceptó premios y dineros públicos, quizá porque tanto lo uno como lo otro le hacían más falta que ahora. Mayor alcance tuvo, hace ya casi dos décadas, Andrés Trapiello al advertir que, "cuando el Estado dice que tal libro o tal autor es mejor que otros, está ejerciendo una moralidad indecente, pues no hay una ley que se lo permita, una moralidad hipócrita, porque sabe que eso es así, y una moralidad banal, porque al final no consigue nada con ello". Sucede, sin embargo, que estas antidemocráticas prebendas oficiales permiten zarpazos como el que ha lanzado La [depredadora] Fiera Literaria al socaire: "Marías es el ente más negado para la escritura que ha existido desde el pleistoceno hasta la actualidad; quien peor ha manejado el castellano en todos los tiempos y lugares. Confunde el significado de las palabras, enreda la sintaxis como un nudo Gordiano, hace repeticiones que retumban en los tímpanos del lector desprevenido, se gasta un humor que hace llorar a las hormigas con alas…". Este, me parece, es el verdadero premio.
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27.10.12
A estilo melacargué
Mira que me extraña, pero cada día estoy más convencido de que algún miembro del Gobierno, o de su nutrida legión de paniaguados asesores, es lector del terrible Houellebecq, que tiene escrito en alguna parte que "toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus heridas" y que, con su sadismo habitual, recomienda: "Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte". Porque en eso andan Rajoy y sus acólitos: hurgar en la herida por la que se desangra un país que acaba de registrar la mayor tasa de desempleo de su historia, al tiempo que se parchea donde menos falta hace; porque se requiere un buen estómago para asimilar que más de la mitad del flamante paro trimestral certificado venga provocado por eso que los endocrinos políticos denominan adelgazamiento de las administraciones públicas, y que no es más que una dieta diseñada a estilo melacargué, en la que solo se recorta la partida de personal. O sea que, a nuestros nutricionistas aficionados, les está saliendo un pan como unas hostias: ni van a cumplir los objetivos de déficit marcados ni serán capaces de detener la sangría del paro. Tan es así, que me llegan rumores de que la EPA será sustituida en breve por la EPI, pues solo analizando la población (in)activa será capaz de ofrecer algún resultado positivo un Gobierno (im)popular que fomenta las desigualdades sociales: los ricos son cada día más ricos y a los pobres… que nos vayan dando por retambufa. Solo nos dejarán dos opciones: exilio o suicidio, porque ya ni siquiera nos ampara el vilipendiado artículo 47 de la Constitución y, entre los desahucios privados y los públicos, están empezando a caer los primeros mártires por la causa, para que la Dolorosa Cospedal y sor Aya, plañideras mayores del PP, tengan motivos por los que llorar en serio.
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25.10.12
No hay bien que por mal no venga
De todas las anécdotas elevadas a categoría que servirían para introducir la tesis defendida en este artículo, me quedo con la (pen)última de la que he tenido noticia. La recuerda el editor Manuel Fernández-Cuesta en eldiario.es: el 6 de diciembre de 1978, a la salida del colegio electoral en el que acaba de votar, el secretario general del PSOE, Felipe González, es preguntado por la vigencia de la Constitución que se terminaría refrendando esa misma jornada; su respuesta es de alucine: "Espero que decenios y decenios, y si es posible, de un siglo a dos". Era este un gesto sobrado -como tantos- que, sin embargo, desvelaba las intenciones de quien pilotaría la nave española en el primer tramo de la recientemente recuperada democracia. Porque hoy, treinta y cuatro años después de aquella antológica largada 'felípica', sabemos que González estaba echando mano de la retórica para adelantar, sintetizado, el futuro inmediato que aguardaba al país: la sinécdoque que ampliaba el radio de acción de la flamante Carta Magna hasta convertirla en lo que más tarde se dio en llamar la Cultura de la Transición (CT), entendida esta, según Amador Fernández-Savater, como el conjunto de "maneras de ver, de hacer y de pensar que ha sido hegemónica en España durante los últimos treinta años".
Lo que Felipe anunciaba era una época cerrada en sí misma, aunque vendida y aplaudida como aperturista, que se perpetuaría durante tres décadas y media -hasta hoy- gracias al subvencionado establecimiento de una tupida red de servidumbres y clientelismos. Pero la CT -acuñada para los restos por Guillem Martínez en un librito bueno, bonito y barato- está dando sus últimas boqueadas y ha llegado el momento de plantearse una muerte digna para con ella, siquiera sea por los servicios prestados: es hora de darle a probar de su propia medicina, o sea, administrarle una eutanasia activa que la remate definitivamente.
En 2012, El País ya no es el que era y este "trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín", tampoco: el lector sabrá perdonarme el facilón juego de palabras, donde se debe entender El País como agonizante "intelectual colectivo-empresarial de la España posfranquista", según el traje dialéctico que le cortó a medida el profesor Aranguren tras su primer y exitoso lustro, y los versos de Machado como insuperable y eterna metáfora de un territorio condenado a no entenderse. Tampoco el mundo es el que era; y no, aquí no me refiero al particular microcosmos 'pedrojotiano' -que también agoniza-, sino al planeta que habitamos y a la sociedad de la que formamos parte, que malvive en estado de permanente efervescencia presentando todos los síntomas de las épocas revolucionarias: a un lado hay un monstruo moribundo pero al que aún queda resuello para seguir castigando a los más débiles; y al otro, se vislumbra una criatura todavía nonata que promete salvarnos de la tiranía del poder concentrado, pero cuyo parto se está eternizando.
En el ámbito doméstico, esta titánica lucha está castigando ferozmente a la figura que alumbró, amamantó, crío, y (mal)educó a la Cultura de la Transición: un Partido Socialista Obrero Español que hace décadas que dejó de ser "obrero", porque se amoldó muy pronto a la cultura del pelotazo y a la vida disoluta de la guapa gente; cuyo andamiaje "socialista" se vino abajo hace demasiados años, pues ha sido y es capaz de gobernar junto a cualquiera de las ideologías presentes en el arco parlamentario y apoyar, en comandita, propuestas de distinta ralea; y cuyo carácter "español" se viene desdibujando -Bono dixit- desde antiguo, ya que ha aceptado arrimarse a nacionalistas de izquierda y de derecha, más y menos radicales, con tal de aferrarse a un poder que le vuelve la espalda de forma cada vez más descarada. El único término que aún parece pertinente en su nomenclatura es "partido": por lo que tiene de participio del verbo partir más que como "conjunto de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa".
Y en estas estamos, inmersos en una coyuntura en la que los medios vomitan sin solución de continuidad reflexiones acerca de cuál debe ser la estrategia a seguir por la formación que ha vertebrado la política nacional de las tres últimas décadas y, recreándose en la suerte, sobre quién debe ser el estratega que se sitúe al frente de ella. Los últimos batacazos electorales del PSOE están permitiendo desmesuradas collejas como la que Félix de Azúa atiza a Rubalcaba con guante de seda: "Es un hombre eficaz en tareas subterráneas, ocultas, comisariales, pero carece del menor atractivo político y no se le conoce una sola idea". Aunque parece harto dudoso que aportaciones como esta contribuyan a deshacer el entuerto.
Sea como fuere, ni el debate en torno a la figura del que haya de convertirse en futuro líder socialista ni el bizantino cacareo de las propuestas ideológicas que deban conformar el ideario inminente del partido, deberían preocupar en exceso. Sí debería ocuparnos, en cambio, lo que de ambos pueda derivarse: el PSOE detenta en la actualidad un poder menguado cuya escasa influencia amenaza con convertirse en residual; por lo tanto, el papel que puedan desempeñar sus próximos mandamases a la hora de asimilar las demandas de una sociedad desahuciada y su posterior defensa desde las instituciones, debería interesar y hasta importar.
El bipartidismo está a punto de irse al garete y los socialistas, para merecer nuevamente tal epíteto, deberían aproximarse a lo que algún día fueron, la voz del pueblo, sin recurrir, como les advierten desde su propio bando, a la "vieja trampa lampedusiana de querer cambiarlo todo para que todo siga igual". "Ha llegado el momento", demandan las (auto)denominadas Líneas Rojas, "de cambiarlo todo para que nada (o casi nada) siga igual".
Así que el PSOE tiene que aprender a desenvolverse en una coyuntura electoral inédita: el irrefrenable ascenso de la abstención, del voto nulo y del voto en blanco se ha erigido en el paradigma democrático de la desafección generalizada hacia la política, pero sobre todo hacia los políticos. Debe tomar buena nota el Partido Socialista de aquello que la sociología concluye sobre el actual estado de la cuestión: "Los más críticos son la gente de mayor estatus social y económico, de mayor educación, varones, no demasiado mayores, de grandes ciudades y… bastante de izquierdas o ajenos a la clasificación ideológica habitual"; una audiencia, por consiguiente, difícil de manejar/manipular, exigente, hastiada del statu quo y anhelante de una sociedad que pueda ser calificada, con rotundidad, como moderna. Hoy sabemos que las ideologías no han tocado a su fin, contrariamente a lo que aseguró hace medio siglo Daniel Bell, pero no ignoramos que en el siglo XXI las ideas progresistas están esparcidas irregularmente por varios credos. Aquel que sea capaz de unificar la fe de sus distintos correligionarios multiplicará sus posibilidades de éxito en el futuro, y entonces volveremos a creer que no hay bien que por mal no venga; porque la derecha amenaza con mantenerse firme, sostenida por una masa preocupantemente acrítica, por los siglos de los siglos.
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